Se trata de un verdadero tesoro, una joya única de la cultura popular que, si bien nos ha llegado en una configuración que es claramente deudora de la estética y la iconografía barrocas, hunde sus raíces primeras en los siglos medievales cuando, sobre todo a partir de la Peste Negra (1347-48), la temática de la muerte tomó la música como la protagonista. En la Danza de la Muerte de Verges perviven, pues, unos elementos antropológicos, simbólicos e históricos que, de hecho, forman parte del bagaje cultural de toda Europa.
La guadaña
La Bandera
Los Platillos
El Reloj
El Tabal
Las Antorchas
El primer saltador de la Danza de la Muerte de Verges es conocido como "la Dalla ". Este esqueleto adulto lidera el grupo y lleva una guadaña con la inscripción Nemini Parco , que significa "No perdono a nadie". Es el único danzante que en cada evolución da un giro completo de 360º. Con la guadaña en posición de segar, da una vuelta entera sobre sí misma como si se sentara por todas partes. El primer símbolo de la Muerte era un arco con flechas, más propio de un personaje belicoso, habitual en la época medieval, pero enseguida el instrumento agrícola de la guadaña le tomará el relieve, como es el caso de la danza de la Muerte de Verges.
La Bandera o Abanderado es un esqueleto adulto que se ubica en medio de la danza, detrás de la guadaña. Este danzante lleva la "Bandera de la Muerte", una bandera negra con el dibujo de una calavera y dos huesos cruzados que representan el imperio de la Muerte, y dos inscripciones bien explícitas: a un lado " Nemini Parco " y al otro " El tiempo es breve ", traducción en catalán antiguo de la expresión latina Tempus Fu .
Junto a la Bandera se sitúan los Platets , dos esqueletos niños que llevan un platillo lleno de ceniza mostrando a los espectadores lo que serán algún día, sin tener en cuenta ni edad, ni condición social. La muerte es universal y la ceniza penitencial es el camino para que te coja preparado. Hacen referencia al Memento homoquía pulvis se te in pulverem revertirios , recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás.
El último de los danzantes es el Reloj , que cierra el grupo de saltadores. Se trata de un esqueleto infantil que lleva un reloj sin brocas ya cada paso de danza señala con el dedo una hora de forma aleatoria. El mensaje está claro: hay que estar preparados porque a cualquier hora podemos morir.
La danza se realiza al ritmo de un Tabal , que no lleva traje de esqueleto, sino una túnica negra. El Tabal marca el ritmo sencillo pero poderoso de la danza. Su sonido repetitivo es la base sobre la que los esqueletos ejecutan su danza. Este ritmo es conocido por los espectadores porque es el mismo que se utiliza en los entierros, donde un monaguillo toca con las maçoles mientras acompaña al difunto en el cementerio.
Las Antorchas o Antorchas son otros cuatro personajes -dos adultos y dos niños- que flanquean el tabal y van vestidos como él: túnica negra y capucha lila, con guantes y alpargatas negras con los huesos pintados y un casco con forma de calavera. Llevan una antorcha cada uno para poder trasladar a la Danza de la Muerte el ambiente de las calles de Verges durante la noche del Jueves Santo. Se incorporaron al cuadro a mediados del siglo XX con ocasión de una salida de la danza de la Muerte fuera de su ámbito natural.







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En esta danza, cinco esqueletos saltan al son de un tabal, colocados en forma de cruz. Les acompañan un séquito de otros cuatro personajes, los cuales, con antorchas, iluminan el cuadro y aportan el aire tétrico que da sentido.
El cuerpo principal de la Danza de la Muerte está formado por dos adultos (Dalla y Bandera) y tres niños (dos Platillos, que llevan un plato con ceniza, y el Reloj, que señala un reloj sin brocas). Cada personaje recibe el nombre del símbolo que lleva en sus manos ya través del cual comunica de forma repetitiva y constante las máximas sobre la muerte. La Danza de la Muerte de Verges nos avisa de que la muerte no perdona a nadie (con la bandera), nos siega la vida (con la guadaña) y nos recuerda que a cualquier hora (reloj sin brocas) acabaremos convirtiéndonos en ceniza (platitos).